Un usuario de la red llamado Dan Guido, ha publicado en Twitter la historia de cómo consiguió recuperar su patinete eléctrico robado, gracias a dos Airtag que este tenía colocado en su interior.
El usuario dejó el patinete atado con unas esposas a una farola, que según él son más fáciles de usar que un candado, pero por lo visto olvidó esposar una de ellas. Cuando salió del restaurante descubrió que el patinete ya no estaba allí, pero no pareció preocuparse en absoluto. ¿La razón? Había escondido dos airtags en el patinete, y lo había hecho de forma muy curiosa.
Sobre todo porque uno de los AirTags era un señuelo colocado bien a la vista en la rueda. El segundo estaba mucho más escondido en los radios de la rueda, tapado además con cinta aislante negra.
Tenía poco tiempo para localizarlo —viajaba al evento Blackat de Las Vegas al día siguiente—, y aunque localizó su localización aproximada y contactó con la policía, los agentes «no estaban familiarizados con los AirTags» y se negaron a tratar de entrar en domicilios o tiendas preguntando por el patinete.
El señor Guido acabó embarcando en su vuelo, preocupado porque los AirTags se activasen al seguir a un usuario para el que no están registrados. Como indican nuestros compañeros de Applesfera, esta es una de las medidas anti-acoso del AirTag que Apple ha puesto en el dispositivo. Pero el patinete o, al menos, los AirTags, no se movieron en toda la semana.
Al volver de su viaje quedó patente que los AirTags no se habían movido de su sitio, así que volvió a acudir a la policía para tratar de convencerles de que le acompañaran a la localización que indicaban estas etiquetas. Los policías no parecían nada convencidos, pero tras una demostración con un AirTag en unas llaves, acabó logrando que una pareja de policías le llevaran en su coche patrulla a la localización.
Aunque esperaba que en dicha ubicación se encontrara un edificio de apartamentos, se encontró con que lo que había era una tienda de bicis y patinetes eléctricos. Nada más entrar por la puerta la tecnología UWB le mandó una notificación a su iPhone: estaba a tan solo 4 metros de su patinete, y a los pocos segundos lo localizo junto a otros patinetes apilados: todos ellos eran de segunda mano.
Guido demostró que era suyo tras emparejarlo con la aplicación de Ninebot de su móvil, y logró recuperarlo. La policía trató de averiguar quién se lo había vendido a la tienda, pero solo se supo (a través de las cámaras de seguridad) que había sido una mujer: el dependiente no tomaba datos de quienes le vendían las bicis y los patinetes eléctricos. No cazaron al cazador, pero desde luego sí lograron encontrar el patinete robado.